La producción de uva de mesa se está enfrentando hoy en día a un fuerte recambio de variedades. Estas nuevas variedades apuntan a 3 objetivos principales:
- Reducir mano de obra
- Mejor calidad de fruta, es decir que tenga una vida poscosecha más larga y buena
- Ampliar la oferta de uvas blancas, rojas y negras, durante la mayor parte de la temporada.
Sin embargo, todos estos objetivos no se lograrán si primero no hay un cambio profundo y un mejoramiento de los manejos básicos de toda producción frutícola. Esto requiere que el manejo productivo sea visto desde otro punto, diferente al que existe en la actualidad.
En primer lugar, es imprescindible aceptar que la agricultura convencional, tal y cual la conocemos, se ha vuelto un sistema más bien extractivo que genera una pérdida y deterioro de recursos. El abuso de bioestimulantes y hormonas sintéticas afectan a largo plazo el metabolismo y los procesos fisiológicos de las plantas; y la poca importancia que se le da al manejo y cultivo del suelo, los está llevando a un empobrecimiento y deterioro que en algún momento llega a un punto de no retorno.
Es por esto, que la agricultura actual debe basarse en un sistema productivo sustentable, es decir, que además de producir fruta de calidad, al finalizar cada temporada las plantas y el suelo no terminen peor de como partieron, sino igual o mejor.
Bajo este concepto, ha surgido hoy el Manejo Integrado de la Nutrición (MIN), cuyo objetivo no es solo aplicar los fertilizantes con los nutrientes que se requieren para producir un cantidad X de fruta con calidad; sino que contempla un análisis más integral de la condición y aporte del suelo, estado y funcionamiento del sistema radical; y requerimientos nutricionales según estados fenológicos y procesos fisiológicos en desarrollo.
Para poder empezar a manejar los huertos de esta forma, lo primero que hay que tener en cuenta y entender, que los objetivos de cualquier programa de manejo para la producción de fruta de calidad son:
- Eficiencia energética
- Manejo y reducción del estrés bajo el cual está el sistema productivo.
EFICIENCIA ENERGÉTICA
Todo desarrollo vegetativo o frutal de una planta, así como todo proceso metabólico significa un gasto de energía. Dado que el objetivo de un huerto frutal es producir fruta, todos los manejos que se hagan, deben estar orientados a reducir el gasto energético en todos los procesos y desarrollos de tejidos que no sean la fruta. Por lo tanto, el desarrollo de brotes, hojas y raíces debe ser lo justo y necesario para lograr el potencial productivo, y durante los periodos de desarrollo de fruto (división y expansión celular) se debe intentar reducir la competencia por el crecimiento de otros órganos.
FACTORES DE ESTRÉS
Los puntos críticos en los procesos productivos agrícolas, no están dados hoy por el nivel de suministros de las MATERIAS PRIMAS (Luz, agua, nutrientes) sino en la capacidad de asimilación de estos por parte de la planta, ya sea por problemas ambientales, de suelo o de condición de las raíces.
Limitantes ambientales:
- Primaveras frías, cortas e irregulares con alta probabilidad de heladas y lluvias. Estas condiciones que se han dado los últimos años durante la primavera, afecta el normal desarrollo de la planta, haciendo que tengan brotaciones irregulares, daños en los tejidos nuevos en formación, y provocando una desuniformidad de los estados fenológicos dentro del huerto que se arrastrarán durante toda la temporada.
- Veranos calurosos y con lluvias ocasionales. En general, durante los últimos años, la llegada del verano ha sido abrupta, pasando prácticamente en un par de semanas de temperaturas frías a muy calurosas entre los meses de noviembre y diciembre. Debido a este cambio repentino en las condiciones climáticas, muchas veces las plantas no han logrado terminar de desarrollar su sistema radicular y su masa vegetativa, y no es capaz de responder en forma adecuada al aumento de su metabolismo y a la demanda evapotranspirativa. Esto genera un estrés fisiológico que reduce la fotosíntesis y ralentiza los procesos metabólicos, resultando en problemas de cuaja y calibre principalmente.
- Otoños cortos, secos y fríos. Los otoños también se han caracterizado por durar muy poco, y presentar heladas tempranas, esto afecta en forma significativa a los tejidos que aún no han lignificado bien, provocando muerte de yemas y daño a nivel de sistema vascular, lo que afecta la traslocación de reservas y una buena partida en primavera.
Limitante de suelo:
- El excesivo uso del suelo, sin haberse preocupado de cultivar el suelo y hacer manejos específicos para proteger sus características físicas, químicas y microbiológicas, ha generado que hoy en día tengamos suelos compactados, con conductividades eléctricas altas, químicamente desbalanceado y con muy baja vida microbiana.
- La fertilización excesiva, lleva a desbalances químicos en los suelos, afectando el proceso de absorción por parte de las raíces, por lo que en muchos casos se pueden observar deficiencias a nivel de planta, que están dadas no porque no exista el aporte del nutriente sino que por la imposibilidad de la absorción.
- pH sobre 7 y baja vida microbiana, que generan condiciones para el desarrollo de hongos y nematodos fitoparásitos, en desmedro del desarrollo radicular. Al hacer manejos que tiendan a acidificar la rizósfera, se logra mejorar el desarrollo radicular y reducir el desarrollo de patógenos.
- El aumento de la densidad aparente del suelo producto de la compactación, ha disminuido el porcentaje de porosidad, especialmente de macroporos que es donde se localiza el aire en el suelo, y disminuye la velocidad de infiltración del agua, haciendo menos eficiente los riegos. Además esta condición provoca disminución del sistema radicular y asfixia, provocando serios problemas de absorción y muerte de raíces.
- Alta conductividad eléctrica producto de acumulación de sales provenientes del agua de riego.
ASPECTOS FISIOLÓGICOS A TENER EN CUENTA
Conocer los procesos fisiológicos y metabólicos asociados a cada estado fenológico es determinante para poder lograr los 2 objetivos anteriormente mencionados. Es necesario entonces conocer los requerimientos nutricionales y de carbohidratos que cada etapa requiere y el origen o fuente de éstos.
En prácticamente todas las especies frutales de hoja caduca, el desarrollo vegetativo de primavera y en algunos casos la Etapa I de desarrollo de fruto (Alta división celular) se realiza a expensas de las reservas acumuladas la temporada anterior en raíces, brotes y yemas. Debido a esto que es muy importante conocer las reservas de al menos arginina y almidón que tienen las plantas a salidas de invierno. Además, otro punto a tener en cuenta, es que el 80% de la calidad de fruta que se tendrá al momento de la cosecha, depende de las condiciones en que se lleva a cabo la Etapa I de Desarrollo de fruto. Entonces, pensando en calidad de fruta los objetivos de los manejos de primavera son:
- Lograr que en el fruto se generen la mayor cantidad de células posibles.
- El desarrollo vegetativo debe ser antes o después de esta etapa de división celular en fruto, por lo tanto no estimularlo en forma simultanea para evitar competencia.
- Promover el desarrollo de raicillas y/o pelos absorbentes antes de cuaja.
Por lo tanto, al planificar los manejos y las aplicaciones de nutrientes y otros productos en primavera hay que tener en consideración lo siguiente:
1.- No puede faltar agua en el suelo. Es de vital importancia que la planta se encuentre con la hidratación óptima durante el proceso de división celular del fruto, el más mínimo estrés provocará una reducción en el proceso.
2.- Etapa de alta demanda de calcio por parte de la fruta. Con respecto a esto detallaremos varios puntos de importancia:
– El calcio que es útil para las paredes celulares de la fruta sólo es el que se absorbe vía radicular.
– Este calcio es absorbido solamente por las puntas nuevas de raíces, ya que luego al formar la banda de Caspari, el calcio no logra entrar al xilema.
– La cantidad de calcio que pueda absorber la planta depende de la concentración en que se encuentre en la solución del suelo, ya que entra a la raíz en el agua que la planta absorbe por flujo evapotranspirativo. Mientras más agua absorba la planta más calcio entra, por lo tanto en días fríos y nublados la absorción de calcio es casi nula.
– Los tejidos que más transpiran son los que más calcio acumulan, es decir, las hojas; por lo tanto debemos procurar que los niveles de calcio detectados en el análisis foliar sean en torno al valor máximo del rango ideal, por lo general debería ser sobre 2,5%, para intuir que al frutito en división celular también llegó la cantidad suficiente.
– Las aplicaciones de calcio foliar no son efectivas para proporcionar calcio que sea utilizado en las paredes celulares de las frutas, esto es por 2 motivos, primero lo que absorben hojas que aún no están maduras, no tienen desarrollado el floema para enviar flujo a la fruta, y segundo este calcio si llega a la fruta queda como calcio soluble.
3.- Este proceso se lleva a cabo casi en su totalidad a partir de reservas, por lo que el aporte de fertilizantes al suelo es poco eficiente y en algunos casos negativos, como lo que sucede con el nitrógeno. En esta etapa, las hojas aún se encuentran en estado de maduración y las condiciones ambientales no son las más adecuadas ni estables, por lo tanto su sistema fotosintético y metabolismo no están funcionando al 100%, y el nitrógeno que la planta absorbe y no puede ser metabolizado a amino ácidos, es transformado en otros compuestos que son tóxicos para los tejidos de hojas y frutos. Un caso de suma importancia para la calidad de la fruta, es el nitrógeno que se transforma en ácido oxalacético dentro de las células, las que para poder neutralizarlo sacan calcio de las paredes celulares para formar oxalatos de calcio, este proceso disminuye el contenido de calcio ligado en las paredes celulares debilitándolas. Es por esto que si es necesario aportar un suplemento en esta etapa, porque las reservas no son suficientes, lo ideal es hacerlo a través de productos en base a amino ácidos.